by Milagros Chirinos •
La artista y activista transgénero, Calenna Garbä, visitó HRC en su sede principal durante su más reciente visita a Washington D.C. donde realizó una función en la Embajada de Argentina.
La artista autodidacta y activista transgénero, Calenna Garbä, empezó su carrera musical con un lápiz y un viejo teclado en un momento clave de la vida en donde comenzaba a comprender mejor su identidad de género. Su experiencia personal y artística estuvo llena de desafíos e incertidumbres, pero también dieron lugar a una fortaleza y voluntad que la ayudarían a lograr su sueño de convertirse en una pianista profesional y vivir una vida genuina.
Garbä renunció a una carrera exitosa en el mundo corporativo de Buenos Aires para comenzar un nuevo capítulo en Mar de Plata, en donde un piano la ayudaría a superar su lucha personal. Mientras su carrera iba tomando vuelo, la artista empezó a componer piezas basadas en sus experiencias como mujer transgénero y dar esperanza a otros artistas emergentes como ella.
HRC conversó con Garbä sobre su historia, música y activismo LGBTQ.
Cuéntenos un poco sobre el cambio de Buenos Aires a Mar de Plata y el impacto de esta decisión en su vida personal.
Me mudé a Buenos Aires para ser yo. Fue un momento en el que decidí tomar las riendas de mi vida para ser yo misma. El individuo necesita ser uno mismo para poder construir y ofrecerle algo al mundo. Si nos preocupamos por fingir ser quien no somos, es imposible actuar y ser con naturalidad.
¿Cuál es la relación entre su música y trabajo de activismo?
La música fue el anclaje que me permitió sobrevivir. Se lo debo todo. La música fue la energía que me ayudó a permanecer en calma durante el proceso de vivir siendo yo misma. Es como el traductor de todo lo que tengo que decir. HRC hace un excelente trabajo de defensoría desde sus plataformas, yo en cambio lo hago desde el piano; pero al final es exactamente lo mismo. Mis conciertos son reuniones agradables donde entablo un diálogo con el público a través de mis anécdotas y narro la historia de mis temas musicales. El piano es mi herramienta para abogar por la igualdad de derechos.
¿En qué se inspira para componer piezas musicales?
En muchos casos, uso detalles biográficos como en el caso de “Niño Triste”. Ese niño era yo; triste porque necesita comprender a plenitud quién era, pero al mismo tiempo era un niño con toda la fortaleza para salir adelante, y aquí me tienes. Si una persona no tiene la fuerza de voluntad para luchar, las consecuencias pueden ser fatales.
Ha llegado compartir el escenario con miembros de la Urban Queer Orchestra de Nueva york y también obtuvo el Premio Estrella de Mar en Argentina. ¿Qué significan estos logros para usted?
A veces es difícil de procesar, pero a la misma vez es un gran honor porque sé que de alguna manera voy dejando una huella. Me gusta saber que mis conciertos crean un espacio para pensar y hablar sobre asuntos LGBTQ, especialmente para aquellas personas que nunca habían conocido a una persona trans. Es el comienzo de un nuevo diálogo.
Este mes celebramos el Día Internacional Contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia (IDAHOTB) para pronunciarnos contra el odio. ¿Qué es lo que necesita la sociedad para acabar con la epidemia de violencia y discriminación de personas LGBTQ?
Lo que se necesita es visibilidad de una manera inteligente. Por ejemplo, cuando la gente invita a otras personas a mis conciertos, se les invita a disfrutar de mi música y no para conocer a una persona transgénero. La gente viene, se sienta, yo salgo en escena y empiezo a romper estructuras al entablar un diálogo con mi audiencia. El arte es una forma de cruzar barreras sociales.
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